viernes, 1 de octubre de 2010

El poder del perro

Me salgo un poco de la escritura de cuentos y entro en otros géneros, si es que estos existen.

Acabo de terminar de leer 'El poder del perro', del periodista norteamericano Don Wislow. Es la historia de una saga de narcotraficantes mexicanos desde finales de los 70 a los 90. Antes que nada, una aclaración: no es un reportaje, ni un ensayo. Es una novela, y lo es además en su más puro sentido. Aunque aparezcan personajes reales, aunque algunos de sus fragmentos sean dignos de un 'pulitzer' por su realismo y por su forma de narrarlos, con una fidelidad absoluta a la técnica periodística, es, ante todo y sobre todo, una novela.

Una novela que, por la forma en que está contada, le debe mucho al cine y que cuando se adapte a la gran pantalla, o a la pequeña, porque he escuchado por ahí que la HBO había comprado los derechos, será un pelotazo.

Es una novela sin concesiones. Nunca se dispersa en temas accesorios, siempre va al grano, el ritmo es tan alto que me he tenido que obligar a dejar de leer porque si no era capaz de dejar las horas en su lectura. Engancha. Y tiene aliento épico, algo ya muy poco habitual en la novela actual. En sus ingredientes, están los siete pecados capitales llevados al extremo. Y la culpa, siempre la culpa presente hasta en el más abyecto de los criminales. Estamos en México y el catolicismo impregna hasta a los más despiadados cárteles de la droga.

La comparan con 'El padrino', o dicen que es 'El padrino' a la mexicana. Puede ser. A mí 'El padrino', de hecho, me parece una de las mejores novelas que he leído. Es curioso: en literatura, las historias de género tienen mucha menos consideración que en el cine. 'El padrino', y ahora 'El poder del perro', son historias extraordinarias. Sus autores han tenido que conocer bien el mundo de la mafia, porque es imposible escribir algo así sin saber. Y han tenido el mérito de transformar ese material en novelas sólidas, bien estructuradas y de personajes.

Pero el libro de Puzo está, en la consideración general, por debajo de las cintas dirigidas por Coppola. Estoy seguro de que a 'El poder del perro' le pasará lo mismo. Y eso es y será injusto.

La literatura no es un ejercicio de onanismo, y este defecto es especialmente acusado en España. Es contar historias. Bien contadas, por supuesto. Y en esa definición tiene un lugar destacado 'El poder del perro'. Os la recomiendo.

PD: Advertencia: hay escenas de violencia extrema, y momentos en los que, por su crudeza, entran ganas de quitar los ojos del libro (o en los que no puedes despegarlos de él). Os lo dejo como aviso.

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