jueves, 11 de diciembre de 2008

Niños (bis)

A petición de una amiga voy a cambiar a tiempo presente uno de los relatos que escribí, 'Niños'. Igual que ella, creo que queda mejor así.


La abuela Luci se queda al cuidado de los niños mientras Ángela visita a Luis.

El vestíbulo del hospital es un barullo de ir y venir de gente. A un lado y al otro del pasillo de entrada, decenas de personas esperan, con paciencia o impaciencia, solos o acompañados. El murmullo general es de tono bajo. Parece como un susurro gigante.

Tania y Oscar ven en aquel escenario la oportunidad ideal de jugar al escondite. Mientras Luci hace punto de cruz, con un ojo en la lana y otro en los niños, Oscar se pega de espaldas a una de las esquinas del vestíbulo y comienza a contar. Uno, dos, tres, cuatro, cinco... Entonces, gira su cuerpo y comienza a buscar.

Tras un primer intento infructuoso, se pone a gatas y se desliza entre las piernas de la variable multitud. De pronto, ve a Tania y los dos comienzan una carrera enfurecida por el vestíbulo. Chocan con al menos tres personas que van por el pasillo central, y todos miraban sonrientes, con sonrisas amplias algunos, y tristes o apenas atisbadas otros.

Luci empieza por nombrarlos y acaba por gritarles. Se levanta, y Tania la usa como escudo, unas veces a su espalda, otras de frente, mientras Óscar da vueltas alrededor de ella, unas veces en el sentido de las agujas del reloj y otras en contra. Tania y Óscar terminan uniendo sus frentes en un golpe sonadísimo. Ninguno de los dos llora, pero más que nada por no terminar de una forma tan ridícula el juego que han empezado.

Justo tras el choque, aparece Ángela.

--Oscar, Tania, vais a ver a vuestro padre. Vamos.

Pero Luci le cuenta lo sucedido y Ángela mira a Tania y sube el flequillo de Óscar hasta convertirlo en una cresta.

--Tienes un chichón. Vamos a buscar algún médico.

Tania pregunta:

--¿Cómo está papá? Ángela la toma de una mano y aprieta fuerte.

--Ahora lo vas a ver.

Y entonces susurra, triste, "os quiero".

Y los niños fingen que no la escuchan.

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