Examinó los contadores de la luz de aquella vivienda y, con unas tijeras, cortó cables a diestro y siniestro, sin importarle si eran verdes o rojos, gruesos o finos. Todo un estropicio, aunque antes, muy educado, había avisado a todos y cada uno de los vecinos de que iba a cortar el suministro de electricidad.
Satisfecho, escribió de inmediato el parte: "Mal estado del cableado general. Necesita una revisión en profundidad. Se requiere instrumental más especializado, así como revisión de las estructuras para comprobar el cableado. Posible necesidad de inspección en el subsuelo. Fdo: Fulgencio López".
Fulgencio entregó su escrito en administración central y nunca más volvió a pisar aquellas dependencias. Su atentado contra los contadores de la luz de aquella vivienda fue su extraña y particular venganza contra la oficina de empleo por haberle llamado para trabajar de instalador electricista cuando en realidad él es licenciado en Derecho.
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
No te creas, q a veces ganas no faltarían...
Habló el club.
Hombre, un Cervantes no te van a dar pero está bastante bien el cuento.
Te superas cada día Tomás...
Mercury.
PD: ¿Cúanto estás dispuesto a pagar por darte la exclusiva de mi boda?
Ya me contestaras por correo.
Un abrazo
Paso todos los días a visitar este rincón. Llego como llegan los niños al balcón el día 6 de enero. Corriendo por el pasillo, con una sonrisa enorme en la cara y desempaquetando la ilusión de encontrar un cuento nuevo.
Pero a veces los reyes se olvidan de mí. Y entonces doy media vuelta y me vuelvo a meter en la cama...
ufff..cuantas veces he pensado en hacer algo similar...XDDD
Publicar un comentario