martes, 11 de noviembre de 2008

Érase...

una vez un niño inquieto que quería ser algo en la vida. A los cinco años ya resolvía ecuaciones complicadas. A los ocho, creó su propia página web. No hace falta decir que fue matricula de honor en todo. En el colegio, en el instituto y en la Universidad, en la que estudió Telecomunicaciones y Ciencias Políticas al mismo tiempo. Ambicioso, creó su propia empresa mientras estudiaba: una empresa de componentes aeronáuticos que pronto se convertiría en líder del sector. En la treintena, fue fichado por la multinacional IBM para ser director general para Europa. El siguiente ascenso consistió en eliminar "para Europa". Comenzó a adquirir acciones en la compañía y terminó con todas ellas en propiedad. El dueño de IBM quiso un día ensayar su otra carrera, Ciencias Políticas, y se presentó como candidato en las Primarias electorales en Estados Unidos. Ganó. Después obtuvo la Presidencia, y, cuando el mundo se unió en una Confederación de Estados, fue nombrado Presidente. Convocó un referendum para ser nombrado Rey. Y fue Rey. Como Rey, se nombró a sí mismo con el título de 'Dueño del Mundo'. Y así estuvo hasta que...

Un día, Dios le dijo:

--Te nombro Dios.

Y él dijo:

--Vale.

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